El porcino no es sólo una actividad ganadera: representa un pilar económico, social y territorial. La producción de animales representa en torno al 10% del producto interior bruto (PIB) (que se sitúa en torno a los 14.000 millones) de la provincia de Lleida, con una renta superior a los 1.400 millones de euros anuales. En estos momentos, más que nunca, es necesario proteger a este sector clave ante la crisis de la Peste Porcina Africana.
La economía leridana tiene un nombre y apellido: agroalimentación con el porcino a la cabeza. Según datos recientes, la producción de animales representa en torno al 10% del producto interior bruto (PIB) (que se sitúa en torno a los 14.000 millones) de la provincia de Lleida, con una renta superior a los 1.400 millones de euros anuales sólo en su fase productiva. Esta cifra asciende aún más si se suma el impacto de los mataderos, la comercialización de la carne y la transformación agroindustrial. El sector industrial factura más de 6.532 millones de euros
Con estos datos, Lleida se posiciona como la primera potencia catalana en producción porcina, y sólo superada por Huesca a nivel estatal. Esto sitúa a la región como uno de los epicentros clave del sector ganadero del conjunto del estado.
Las comarcas leridanas cuentan con 2.345 granjas, que suman un censo de 4.759.873 animales. Hablamos de instalaciones clave en muchas zonas para la fijación de población en el territorio y con muchos municipios en los que el porcino es su verdadero motor. El Segrià, con 761 explotaciones, y la Noguera, con 682, son las líderes, mientras que en el lado opuesto se coloca la Val d’Aran, territorio sin explotación porcina alguna, la Alta Ribagorça y el Pallars Sobirà, con una cada una, y la Cerdanya apenas tiene tres. Superan las doscientas granjas las comarcas del Urgell (298), el Pla d’Urgell (281) y la Segarra (236). Más de cien tienen tanto el Solsonès (191) como Les Garrigues (188). Completan el mapa las 92 granjas del Pallars Jussà y las 25 del Alt Urgell.
El sistema dominante en Cataluña es el de la integración. En el caso de las granjas de engorde, el 81% están bajo ese régimen.
Ante amenas como la crisis de la Peste Porcina Africana (PPA), desde GAP –Gestión Agroganadera de Ponent– se alerta del peligro real e inminente que afecta no sólo a la salud animal, sino al equilibrio económico y social de nuestras comarcas.
«Proteger el porcino es proteger el territorio. La ganadería porcina no sólo crea puestos de trabajo, también fija población, evita el despoblamiento e impulsa proyectos de economía circular y sostenibilidad ambiental», explican desde GAP, entidad que reúne a más de 160 ganaderos y gestiona proyectos referentes como TRACJUSA para el tratamiento sostenible de los purines. Además, el modelo de GAP apuesta por una gestión integral, que incluye soporte técnico, tramitación administrativa, optimización de fertilizantes y proyectos innovadores como la gasificación de residuos para producir energía. «El impacto de la PPA puede poner en peligro no sólo la producción, sino toda la red que la sustenta: transporte, transformación, servicios auxiliares y el desarrollo rural».
Desde el GAP se pide compromiso institucional y social para garantizar la continuidad de un modelo que ha funcionado y representa futuro, trabajo y fertilidad para el territorio.
Un centenar de industrias cárnicas con interés porcino
Lérida es una potencia en producción porcina, pero también tiene un peso significativo en la transformación. El registro de industrias agrarias y alimentarias tiene contabilizadas en la provincia y la Cerdanya 98 empresas que tienen como actividad principal o secundaria actividades relacionadas con el sacrificio de porcino o la elaboración de productos cárnicos. El Segrià, con 18; el Pla d’Urgell con 12; y el Pallars Jussà, con diez; son las comarcas con mayor volumen. Pero quedan a años luz de Osona, con 111, según un informe de la Consejería de Agricultura. Recoge además otro ranking con datos de la base de empresas que depositan cuentas en el Registro Mercantil, en este caso con 54 compañías, que suman 6.710 empleados y una facturación de 6.532 millones de euros.
El gran volumen corresponde a la Segarra, con bonÀrea. En este caso, el informe indica que ocupación y los ingresos de explotación no tienen por qué corresponder exclusivamente al porcino, sino al conjunto de su actividad. La segunda comarca por volúmenes es el Pla d’Urgell con 7 compañías que emplean a 1.191 trabajadores y 294 millones de euros. El Segrià es la otra potencia de la provincia con una decena de cárnicas y 259 trabajadores. En este caso, los ingresos de explotación alcanzan los 172 millones de euros.

















